domingo, junio 18, 2017

PAGAR EL PATO



          Dícese que es de tanta importancia y riquezas como Lisboa, y más. Cogieron muchos navíos, en particular cuatro, cargados hasta el tope de infinitas riquezas que salían á contratar á otras partes, apreciados en tres millones y medio, afuera de lo que en la ciudad hallaron, que fue un asombro. (Jerónimo de Barrionuevo)

            Es verdad, lo he hablado bastantes veces con Zalabardo, que hay palabras y expresiones que, porque desconocemos su origen, tendemos a darles una explicación que en ocasiones resulta arbitraria o, si no nos atrevemos a manifestarnos sobre lo que desconocemos, quedamos en la duda de cuál sea la razón de que se diga tal cosa. Es algo parecido a lo que sucede con las ultracorrecciones. Por ejemplo, del latín ante ostianu, ‘espacio que, en las iglesias, hay ante la puerta’ derivó al castellano antuzano. Pero, dado que por lo general las iglesias se construían en lugares elevados, por motivos defensivos, no pasó mucho antes de que la gente convirtiera el término en altozano.
            Pero no voy a hablar de ultracorrecciones, sino de dos expresiones cuyo origen, por descuido, tendemos a explicarnos mal: estar hasta los topes, ‘al máximo, hasta donde se puede llegar, enteramente’ y pagar el pato, ‘padecer pena o castigo no merecido, o que ha merecido otro’. Porque, le digo a Zalabardo, ¿nos paramos a pensar de qué topes o de qué pato hablamos? Así, a la ligera, pensamos en el transporte ferroviario y en un vagón tan lleno que obliga a la gente a viajar en los topes; podría ser. Pero la segunda expresión nos desconcierta, porque, ¿qué pato es ese que se paga inmerecidamente? 

            La verdad es más simple que todo eso. Estar hasta los topes no tiene nada que ver con los trenes, lo que deberíamos deducir de la cita introductoria, que pertenece a un escritor del siglo xvii. Su origen hay que buscarlo en el lenguaje marinero. En efecto, si acudimos al Diccionario marítimo español, de 1831, compuesto por Martín Fernández Navarrete, leemos que tope es el ‘extremo o remate de cualquier palo de arboladura’. Más adelante, explica la locución estar hasta los topes: ‘Hallarse muy cargada la embarcación. Dícese también figuradamente del que abunda en alguna cosa física o moral’.

            Pero ya digo que pagar el pato requiere una explicación algo más enrevesada. La expresión puede que sea anterior al siglo xvi y se fundamenta en la mala relación entre cristianos y judíos en España. Estos últimos afirmaban que su fe se mantenía gracias al pacto que Dios había hecho con Abraham. Los cristianos, unas veces por mofarse de ellos y otras por infligirles algún castigo, les decían que habría de llegar el momento de pagar aquel pacto. Y así, se los sometía a tributos de los que estaban exentos los cristianos o a diferentes tipos de humillaciones. Pero a mucha gente del pueblo aquello del pacto no le sonaba y de esa manera se fue extendiendo el vulgarismo pato, por lo que pagar el pacto acabó siendo pagar el pato.

           No son expresiones aisladas. Ambas tienen relación con otras semejantes. Por ejemplo, estar hasta los topes es prima hermana de estar de bote en bote. Tampoco aquí bote tiene nada que ver con ‘recipiente’. Es posible que Corominas tenga razón cuando la hace derivar del francés de bout en bout, aunque no debemos olvidar que ya Covarrubias, en 1611, decía: bote significa extremidad, y así decimos: Está llena la sala de gente, o la plaza, de bote en bote, es decir, de extremo a extremo. Y pagar el pato, cuando pasó a América, donde los naturales no conocieron ese enfrentamiento con los judíos, se contagió con lo que posiblemente fuese una costumbre de varios países, que alguien pagaba el pavo que se servía en el banquete de celebración de una boda. De ahí vino que, si a alguien se le hacía culpable de algo en lo que no tenía parte, se dijera: No me hagas pagar el pavo de la boda. Todo parecía a propósito para el contagio entre la expresión aborigen y la llegada desde España de la otra; y como entre pavo y pato no hay demasiada diferencia, hoy es bastante frecuente en esos países americanos hablar de pagar el pato de la boda.

No hay comentarios: